Nicolás Alejandro Valdés Mavrakis
 

Amanecer

Las veredas grises y desiertas y el pavimento callado de las calles negras forman una suerte de íntima y secreta Venecia donde cada esquina es el cruce de dos ríos brumosos, oscuros, en mutua indiferencia, delimitados por prolijos cordones cenicientos que hacen de involuntarias orillas.


Fragmentos de Nicanor Orowitz

Humilde creación de índole fragmentaria y aspecto tal vez caótico, referida a una serie de eventos que bien podrían llamarse cotidianos, pero tal vez -a vuestro juicio quede- con cierta estética cuyo valor juzgaría no del todo endeble.

Ni el tiro del final

Un tragi-cómico señor lleno de desaveniencias decide vengarse. El Universo le replica, por teléfono, dándole a entender qué tanto vale para él un insatisfecho dentro del inquebrantable esquema cotidiano.


A Alicia

A lo largo de este ficticio cuento, un anciano historiador de Buenos Aires, que reflexiona sobre la vejez y la natural soledad, charlando con su propia viuda, se reencontrará con un viejo amigo que le otorgará, de una manera inequívoca pero atroz, un compendio de razones psicológicas y científicas que formarán parte de su último legado para el Departamento de Historia. Un homenaje a los últimos cuentos de Adolfo Bioy Casares.

Obra ganadora del Ier Concurso Desequilibros de creación en la modalidad de relato. Año 2003


Nihilum

La juventud clase media-alta argentina ha acuñado en los últimos tiempos una nueva expresión coloquial. Nada. Es así pues que, por ejemplo, cualquiera de estos pibes de clase media-alta dice: "Fui a Roma, este verano, y bueno, nada." O también: "- ¿Qué hacés? - Estudio; nada". Aclarado lo anterior, de alguien a nadie, lo siguiente es legible porque bueno, "nada."


La que te dije

Cuántas veces me pregunto si esto no es más que escritura, en un tiempo en que corremos al engaño entre ecuaciones infalibles y máquinas de conformismos.

Julio Cortázar.


La que te dije (bis)


Manual de domesticación

"Una mujer está sentada sola en su casa. Sabe que no hay nadie más en el mundo: todos los otros seres han muerto. Golpean la puerta."

Thomas Bailey Aldrich. Works, vol. 9 pág 341 (1912)

(esto pasa muy a menudo, a nuestro alrededor, y todos vemos esos gritos sordos)


El Padre Fundador

Cuántas veces me pregunto si esto no es más que escritura, en un tiempo en que corremos al engaño entre ecuaciones infalibles y máquinas de conformismos.

Julio Cortázar.


El Padre Fundador

"Y vos, en el proscenio de un frívolo destino, / sos frágil marioneta que baila sin cesar."
Marionetas. Tagini-Guichandut, 1927.

 

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