Filosofía útil

 

Existen, en una clasificación que me acabo de inventar porque esta nota es mía, dos especies generales de filosofía: la gran filosofía y la filosofía útil.

Sentencias como la de Novalis: la vida es una enfermedad del espíritu; afirmaciones como la de Schopenhauer de que es evidente que sería preferible que este mundo no existiera, o frases como la de Sartre “el infierno son los demás” pueden suscitar nuestra inmediata adhesión, pero no nos sirven de nada.

Personalmente, he oído (y no leído) las dos reflexiones filosóficas más consoladoras en dos telefilmes de mínima categoría: Lo que uno se merece y lo que le sucede son cosas distintas y  Jugamos con las cartas que nos dan.

Lo que uno se merezca es, naturalmente, opinable, tanto por parte de uno mismo como de los demás. En cambio, todos sabemos con suficiente aproximación qué cartas nos repartieron al empezar a jugar, y podemos acaso decir cuando ya hemos recorrido más de la mitad del camino: no he jugado tan mal mis tres doses, mi sota y mi caballo.

 

Elías F. Gómez García. © diciembre 2002

 

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