Confiesa,
que quieres correr con todas tus
fuerzas las praderas de libertad.
Confiesa,
que no eres débil y que te enfrentas a la verdad.
Confiesa,
que lo absurdo se apodera de tu suspirar.
Confiesa,
que nunca pierdes, que siempre ganas con dignidad.
Confiesa,
que solo simulas tu estrechez.
Confiesa,
que aún es joven tu vejez.
Confiesa,
que la esperanza es hermana del hacer.
Confiesa,
que tu humildad desesperada por transformarse está.
Confiesa,
que las dudas se despejan con tu acción.
Confiesa
que tu risa con mi risa se tentó.
Confiesa
que el apego al desapego te salvó.
Confiesa,
que el frío adormeció a tu exaltado corazón.
Confiesa,
que la tristeza reflexionó y se arrepintió.
Confiesa,
el eclipse eterno de tu cuerpo y alma.
Confiesa,
la soberanía de tu devoto sexo.
Confiesa,
que lo que ven, es lo que nace y muere ti, constantemente.
Confiesa,
que nunca faltas a las clases del maestro dolor.
Confiesa,
que te rompes si la fragilidad no te toca.
Confiesa,
que desnudos están tus pensamientos.
Confiesa,
que tu angustia grita de felicidad, por estrenar placer.
Confiesa,
que burlas a tus demonios, perdiéndote en medio de la bondad.
Confiesa,
confiesa que ganarás...
Romy Villar © 2002