Sobrevoló el cielo mañanero,
bajo una brisa intensa,
invernal,
tu corazón silencioso,
sólo rodeado de mi ternura.
Mi alma sintió lo mismo,
y sólo bastó que respirara
para que tu mirada enamorada
abrigara mis pensamientos.
Y en ese preciso instante...
mi corazón se colmó de alegría.
Micaela Franco © 2004