Yace
su esqueleto en el supulcro
Yace su esqueleto en el sepulcro
no queda grasa ni
piel que lo cubra.
La savia no corre por sus venas.
El motor no bombea ya la fuerza.
El sol se apagó junto con sus ojos,
y las nubes en mar
de tempestades se transformó esa tarde.
Su esencia quedará en el aire en la tierra.
Su espíritu será voz que te abrace con el
viento.
Su alma vagará por vibrantes escalones...
.... pasará siglos de delirio
jugará por sublimes
toboganes
que brillarán sus
colores después de la tormenta.
Yace su esqueleto en el sepulcro
entrelazadas sus falanges
que sujetan la flor ya
marchita y seca.
Su mandíbula entreabierta deja imaginar
las palabras de
ilusión, sueños y tristezas
de la guerra
combatida hasta su último día.
María