Sin título I

 

Medulas, que han gloriosamente ardido... 

Francisco de Quevedo

 


Ya mi sangre se enfría inexorable,
Ya mis miembros son cama de dolores,
Y los días iguales sin colores
Desfilan en parada detestable.

 

Ya el tiempo se acabó de los amores,
Si no remedia dios lo irremediable,
Y ya una cuenta atrás irefrenable
Me aparta de las sedas y las flores.

 

Pero fui enamorado convencido,
Casi loco, rebelde, esperanzado;
Amante soy, por más que fracasara.

 

Aunque el espejo me muestre la cara
Vieja de un tonto desafortunado,
Nadie me quitará el haber querido.

 

--------------------------

 

 

Sin título II

 

Corazón, corazón. Cómo se empeña
En palpitar tenaz y sin motivo,
Y cómo insiste en mantenerme vivo
Cuando no tengo porvenir ni dueña...

 

Para qué late el corazon herido,
Para qué quiere seguir adelante,
Si ya todo está hecho; palpitante
Máquina sin razon y sin sentido...

 

Continúa si aún no has terminado,
Aunque alientas un cuerpo prescindible
Que no tiene ante sí camino alguno.

 

Fuiste una vez el corazón de uno
Que esperaba a sabiendas lo imposible;
Ahora habitas un ser deshabitado.

 

Elías F. Gómez García. © 2004

 

cerrar