Querer ser una cosa

 

Pensar me asombra, gélida Leticia,

que os miréis al espejo diariamente

y él os refleje y no gima, impotente

de haceros la debida y fiel justicia:

 

Que la sortija de oro delicada

que calentáis en ese frágil dedo

no tiemble, y no parezca sentir miedo

de ser con vuestra mano comparada.

 

Ah quién fuera sortija, o fuera espejo,

para estar ante vos indiferente

y poder ante vos no sentir nada,

 

en lugar de ser un escritor viejo

que se os acerca temerosamente

y se estremece con una mirada.

 

 

Elías Fernando Gómez García © 2003

 

cerrar