Vi la nube
pasar
y la vi
blanca
lánguida
surcaba el
cielo
impoluto,
matutino
y se
escondió entre los aleros
Vi la nube
pasar
y la vi
rosa
veloz
se
apresuraba engalanada
a su
destino vespertino
y se
recogió misteriosa
Vi la nube
pasar
y la vi
negra
casi
invisible
y yo
permanecía
presa,
inmóvil, indecisa
ya no la
reconocía
desde la
ventana
la
oscuridad la engullía
el fin del
día
Edelina
Valles © 2002